Cierto: En el PLD los viejos han frenado a los jóvenes, mal histórico que “embriaga” a todos los partidos y gremios del país, con dirigentes eternos que nunca deponen las armas. Pero los morados se equivocarían si creen que el camino es desplazar a vetustos personajes o provocar que ellos se echen a un lado, como aparentemente ocurrirá si nos atenemos a renuncias de antemano de algunos a ocupar puestos de dirección. Más que de hombres y nombres, el trance del peledeísmo está en revisarse autocríticamente e identificar las causas que lo sacaron del corazón del pueblo, y no necesariamente mandar para sus casas a gentes valiosas, de muchos años de sacrificio y cuya experiencia les reserva un sitial especial en esa organización política.