Si es de verdad la creencia de que vivimos en un Estado de Derecho no se puede dejar pasar por alto el menor asomo de agresión o violación a derechos ciudadanos consagrados en nuestra Carta Sustantiva; y mucho menos hacer choteos con esos derechos. Las autoridades serían las primeras en velar por el cumplimiento escrupuloso de los mismos y no dar pie a conjeturas ni tampoco a que se piense que se esconden detrás de esas violaciones. ¿Por qué a esta hora no contamos con una versión oficial de lo ocurrido a Jean Alain Rodríguez? En esta materia hay que hablar lo más claro posible. El miedo a hablar está escrito en las páginas más negativas de la historia de la humanidad.

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