Mientras algunos idealistas se desgañitan en defensa o condena de Putin o de Netanyahu, la industria armamentista los aúpa para que continúen sus discursos, pues mientras más áspero es el debate y las pasiones desatadas, más ganancias obtienen. Cifras recientes: Joe Biden pide US$14,000 millones para ayuda militar a Israel; el gasto militar mundial el año pasado alcanzó US$2.3 billones, el nivel más alto desde el fin de la guerra fría. Excluidas las ventas dentro de EE.UU, China y Rusia, se anticipa que el gasto militar alcance los US$241 mil millones en 2024, un aumento de 23% desde el 2022. No se puede seguir soñando ni defender causas innobles. Esas guerras, además de generar horror y destrucción, son fuentes para grandes negocios económicos de la industria armamentista.