La relación con el maestro es una experiencia destinada a dejar una huella imborrable en el alumno, porque la influencia del docente jamás pasará inadvertida para los niños y los adolescentes. Cuando ese contacto fluye por los cauces correctos, el maestro será siempre la máxima autoridad en todos los saberes y un referente moral, pero hay un fino, difuso límite que si es el maestro el que lo traspasa, las consecuencias pueden ser lamentables y hasta mortales, como cuando el profesor se involucra sexualmente con sus estudiantes. Del control de las autoridades, de los padres, de los propios maestros, depende que esa relación jamás se salte los límites aconsejables, para que el magisterio pueda cumplir con dignidad su altísima misión de educar a los hombres y mujeres del mañana.

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