Tenemos una sociedad civil vibrante, con potente fuerza generadora de opinión frente a los desaguisados públicos. Con energía inagotable reclama transparencia, por lo que merece reconocimiento. Sin embargo, su silencio es escandaloso cada vez que se requiere defender el interés de la República. Confundida cuando se trata de política migratoria, es incapaz de desentrañar la diferencia entre violaciones inaceptables a los derechos humanos y el legítimo interés nacional. Lo más doloroso son sus silencios cuando es necesario defender el libre albedrío y la dignidad dominicana frente a Estados Unidos. Asume, esa batalladora por los derechos, la típica actitud de los genuflexos: Calla, y la verdad, nadie sabe por qué. ¿Qué causa profunda la motoriza?