Dos recientes decisiones de Abinader han dado mucho de qué hablar. La primera, ponerse al frente de los planes de seguridad ciudadana y hasta ofrecer él mismo los informes; la segunda, publicar 17 auditorías de la Contraloría. De la primera se dice que es un gesto de responsabilidad, pero que margina a los responsables del área y se le pegará todo lo malo alrededor de la delincuencia, violencia y la criminalidad. Y la segunda se ve como gesto de transparencia, pero también que echa una “canana” a sus funcionarios, que sufren las críticas por “periquitos” administrativos, cuestiones que no implican dolo y que desde que se detectan son corregidas y que, incluso, a muchos de esos ministerios y direcciones auditados la Dirección de Ética los alaba y pone de ejemplo.

Posted in Dan de qué hablar

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas