Los militares deben aprender que en América Latina no hay espacio para gobiernos de fuerza ni oídos para un coronel que se quiera casar con la gloria; el ruido de los cuarteles pasó de moda, sustituido por el llamado “golpe blando”, mediante el uso de los propios mecanismos de que dispone el sistema. Lo de Bolivia fue caricaturesco, una asonada que solo sirve para recordar a los que pretenden saltarse el ordenamiento institucional, que el sufragio, las elecciones, han devenido en la vía por excelencia, y se puede decir que la única viable para cambiar gobiernos. De la realidad dominicana de hoy ni hablar, porque cualquier intentona de un “guardia” que se ponga a inventar, duraría menos que una cucaracha en un gallinero.