Los vínculos que unen a un padre con su hijo surgen mucho antes del nacimiento, cuando ese infante es todavía una esperanza, un sueño, una vida que habrá que guiar, apoyar, apuntalar cuando sea necesario y acompañar cuando, ya crecidos, los hijos toman sus propias decisiones. Hacerles regalos a los padres en un día establecido en el año está muy bien, pero los mejores serán siempre aquellos que vayan acompañados de momentos especiales, así se trate del más pequeño y mínimo presente. Los abrazos, las sonrisas, el cariño, los gestos que llegan a lo profundo del alma, son en realidad lo que convierte a cada obsequio en una experiencia única. Ningún padre necesita regalos caros, sino aquellos que crean momentos mágicos y suman recuerdos imborrables al tesoro de las memorias felices.