La gran estafa en la Omsa sigue dando de qué hablar, no sólo por los tipos delictivos, sino por la forma como se cometían, sin que los auditores se enteraran. Tuvo que correr la sangre del abogado Yuniol Ramírez para que estallara la podredumbre. Las interrogantes son inevitables, como aquella de la Cámara de Cuentas, que no se explica cómo la Unidad de Auditoría Interna (AUI) de la Contraloría General de la República no percibía las violaciones a los procedimientos y medios utilizados para desangrar la empresa mediante fraudes. Todo eso pese a que la Contraloría, y no queremos creerlo, tenía en la Omsa 15 auditores internos. ¿Era dejar hacer, dejar pasar? ¡Cómo puede ser!
Dejar hacer
La gran estafa en la Omsa sigue dando de qué hablar, no sólo por los tipos delictivos, sino por la forma como se cometían, sin que los auditores se enteraran.