El anuncio de la JCE de que desde este domingo 2 de julio arranca (dizque de verdad) la precampaña electoral suena como un aviso de lluvia cuando ya ha caído tanta agua que los barrios están inundados. Después de tantos meses de despliegue de cruzacalles, cartelones y vallas con los más variados mensajes que fueron todo el tiempo una campaña encubierta, autorizar el inicio de la precampaña parece más bien un chiste. Si nos atenemos a que a partir del domingo los candidatos podrán anunciar libremente sus aspiraciones para captar votos, habría que abrir más calles, colocar más postes de alumbrado público y hasta fundar nuevas poblaciones para que puedan caber todas las propagandas que proliferarán, ahora sí con la autorización de la Junta y de las leyes vigentes.