Por estos lares quizás no signifique nada que los gobiernos de la Unión Europea hayan decidido acelerar las gestiones para pactar un acuerdo de inversiones con China, lo que permitirá abrir la segunda economía del mundo a los inversores europeos. Igual, Europa abrirá su mercado a las inversiones chinas. Para Donald Trump, por no decir Estados Unidos, constituye mucho más que una punzada a su política exterior, justo antes de su final. Hay victoria para los chinos y también para los europeos, después de 7 años de negociaciones. China deberá disminuir las ayudas a empresas estatales y modificar sus políticas de transferencia tecnología forzosas a los inversores. Probablemente vendrá después un acuerdo de libre comercio.