Leonel es un político en campaña que se “pela” por estar presente en la agenda nacional. Eso es vital porque le da oxígeno, incluso hasta cuando el tema pueda tener aspectos negativos para su imagen. El asunto es estar vigente, sonar, razón por la que le ha sacado buena partida a la discusión del proyecto de trata de personas. Y si el competidor, el contrario, ayuda a ello, mejor todavía, y es lo que hace el canciller Álvarez al amenazar con que “en los próximos días” revelará detalles de que Leonel es manipulador e hipócrita. En lo que llega la advertencia del canciller, Leonel gana principalía y titulares de primera plana, que es lo que le conviene, y más si su discurso se compagina con una opinión mayoritaria del potencial votante.