La decisión de sellar totalmente las fronteras con Haití, derivada de la construcción unilateral de un canal de riego en el río Masacre, tiene un punto vulnerable: el de supeditarla a que se detengan los trabajos. Cualquier mediación, salida intermedia o negociación que no contemple esa condición, se asumiría como repliegue. Otra debilidad es su carácter indefinido y hacerlo por aire, mar y tierra, sin “bajadero” o puerta trasera. Así, la flexibilización, por mínima que sea, podría ser mal interpretada. Eso sin contar la peligrosidad de que el conflicto escale, con armamentos desplegados ante masas enardecidas, sin dirección ni control. Incluso, como los pedidos de que impere el diálogo y la negociación van in crescendo, si eso marca la tónica y se vuelve “tendencia”, habría que “barajar” el pleito.

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