Dice un enjundioso analista que al PLD le llevó 20 años que le repicaran las cacerolas, pero que el PRM lo ha logrado en cuatro. Imaginamos mortificante a los oídos perremeístas ese resonar de las cacerolas, pero un sano consejo es que se acostumbren porque sería solo el inicio de protestas ciudadanas que ellos tienen que asimilar como un legítimo derecho que no se debe limitar ni reprimir, porque de hacerlo incurrirían en un doble error de bulto (el primero ha sido meter de sopetón el paquetazo fiscal), que acrecentaría el enojo de la población. La esperanza es que el derecho cívico a protestar se ejerza con respeto a las leyes y al orden público, pero que el gobierno entienda que el caldo de cultivo proviene de sus propias medidas.