“Hoy es viernes y el cuerpo lo sabe”, dicen por estas tierras cuando llega el día más esperado de la semana, el viernes o “beviernes”, que fue precisamente ayer, para más, fin de quincena, es decir dinero en los bolsillos en un país donde la diversión de la mayoría es bajar la persiana y disfrutar de ese preludio de un fin de semana entre tragos, música y colmadón. No está mal “fiestar” en “beviernes”, porque al clausurar por un rato la rutina entre cerveza y romo es más llevadero el trajín “en este valle de lágrimas”. Lo recomendable es actuar con prudencia, conducirse con criterio, porque allí donde se bebe, al diablo le gusta meter la cola, sembrar discordia y desatar pleitos, nunca para bien, sino todo lo contrario.