En el comunicado de la Cancillería el 9 de noviembre, en respuesta a la provocación haitiana en la pirámide 13, que fue vandalizada, hay una afirmación que toca la conciencia nacional. Dice: “Mientras llevaban a cabo esa acción arriaron y se apropiaron de una bandera dominicana que demarcaba nuestro suelo patrio”. Tiene simbología eso de bajar la bandera “enemiga”. Con un poco de imaginación y una buena fotografía izando la suya, los haitianos que “atacaron” el territorio por La Vigía hubieran coronado la “ocupación”, como los rusos en el Reichstag en Berlín y en Iwo Jima, Japón, los norteamericanos. Profanar nuestra enseña fue una afrenta a la patria, que ameritaba una condena mucho más enérgica que una reseña en un comunicado con ribetes de nota de prensa.

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