Evidente es que si ahora se encuesta, una mayoría estaría de acuerdo con la actitud firme del Gobierno frente a Haití por el asunto del canal de riego. Y si es que Abinader sale airoso, con el gobierno haitiano que disponga el cese de la construcción, la popularidad del mandatario remontaría. Pero hay otra lectura. Y la hacen los que estiman que la reacción de Abinader es desproporcionada, y que si la situación escala y se produce el jueves el cierre definitivo e indefinido de la frontera completa por tierra, aire y mar, y si eso se prolonga en el tiempo, podría tener imprevisibles consecuencias, con haitianos desesperados en busca de qué comer y el comercio de RD en declive. Por eso hay quienes dicen que la apuesta es arriesgada.