Ya pasaron tres años de la actual gestión de gobierno y el presidente Abinader sigue con un ritmo de trabajo diario como el del primer día, cuando confesó que trabaja hasta la media noche mientras que su agenda pública diaria no tiene pausa, por lo que había quienes se preguntan hasta cuando se mantendría, pero el hombre está como el primer guandul. Dicen que es como el playmaker en el baloncesto, jugador que dirige la ofensiva del equipo controlando la pelota y se asegura de que llegue al jugador correcto en el momento adecuado. Eso ha tenido de malo que no hay nadie más que dé la cara a las dificultades diarias, a los asuntos que por su conflictividad no es prudente que el mandatario en persona los maneje.