Diariamente son realizadas millones de transacciones bancarias con tarjetas de crédito y de débito en el mundo, y los estafadores están atentos al menor descuido de los usuarios de esos productos financieros para cometer sus fechorías.

Escribo este artículo a raíz de lo sucedido recientemente a un familiar con su tarjeta de débito, que, al parecer, fue clonada en dos ocasiones en un período de alrededor de dos meses.

En ambas ocasiones, mi familiar recibió notificaciones de su banco de intentos de compras rechazadas con su tarjeta de débito en horas de la madrugada, porque, para su suerte, la suma de las transacciones excedía los fondos de su cuenta, con excepción de una vez, cuando los estafadores pudieron hacer una transacción menor.

Uno de los errores de mi familiar es que desde el primer intento de robo a través de su tarjeta de débito continuó pagando en los mismos establecimientos comerciales con ese instrumento financiero, sin tomar las debidas precauciones recomendadas por los expertos en seguridad financiera, entre ellas no pagar con tarjeta en “negocios dudosos”.

Una medida inteligente que toma mi familiar desde antes de estos eventos, lo cual lo libró de una estafa mayor, es que siempre tiene en la cuenta dirigida a su tarjeta de débito de uso frecuente poco dinero disponible. Solo coloca lo esencial para sus necesidades menores.

Los expertos en seguridad financiera recomiendan para evitar la clonación de su tarjeta o duplicación de pago en establecimientos comerciales, nunca perderla de vista, siempre que sea posible acompañar a la persona al lugar donde esté el lector de tarjeta, para cerciorarse de que no sea pasada por algún equipo fraudulento y no se la cambien por otra.

Otra sugerencia es asegurarse de hacer compras por Internet en lugares seguros, no facilitar informaciones de su tarjeta a personas que lo contacten por teléfono u otras vías y reportar inmediatamente a su banco cualquier transacción no reconocida, así como si la pierde.

Asimismo, “antes de introducir su tarjeta en un cajero automático validar que el lector y el teclado no sean falsos o estén alterados físicamente y que no haya cámaras apuntando al teclado, así como cubrir su mano con la cual digita su número secreto”.

En un mundo en el cual cada día el dinero plástico tiene mayor uso, es necesario mantenernos con “los ojos abiertos” y conocer la forma de evitar ser estafados a través de las tarjetas, lo cual se puede hacer accediendo a las plataformas genuinas de las entidades bancarias nacionales e internacionales. l

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