Hemos oído muchas veces decir que, cuando a Estados Unidos le da gripe, a nosotros nos da neumonía. De la misma forma que cada punto de crecimiento de la economía norteamericana repercute en un crecimiento de tres puntos en la economía de nuestro país.
He escrito en mi cuenta de Twitter muchas veces sobre las repercusiones de la economía internacional, los precios sobre los bienes importados, sean estos terminados o materias primas.
Muchos de los comentarios se tornan agresivos, porque existe la idea de que siempre somos unos oportunistas. Olvidan que los mercados desde hace muchos años están abiertos a la competencia, que los tratados de libre mercado acabaron con la protección arancelaria de los años setenta y ochenta.
Sólo basta con ver las compras por internet libres de impuestos, lo que obliga al comercio a ser cada vez más competitivo e ingenioso para atraer a clientes que desde la comodidad de su casa pueden colocar pedidos.
Advertimos desde el año pasado, que el 2021 traería aumentos de precios a nivel internacional, debido a la baja demanda que afectó los sectores agrícolas e industriales a nivel mundial.
En uno de los diarios de circulación nacional leía una crítica a los aumentos del aceite de soya. No sembramos soya, la importamos, muchas veces de Argentina y los precios han subido más de un treinta y cinco por ciento en ese país. Así como el aceite de soya es un factor externo, muchos otros productos del agro, como fertilizantes, pesticidas, etcétera, han experimentado importantes aumentos que afectan considerablemente los precios de los productos.
La baja demanda de productos agrícolas el pasado año en nuestro país, debido a la caída del turismo, fruto de la pandemia, llevó a la quiebra a muchos agricultores que dejaron de sembrar.
En la medida que el consumo se va reactivando con la llegada lenta de turistas y la reapertura de los restaurantes, veremos los precios bajar. No es cierto que todo lo que sube nunca baja. Eso sólo se ve en los comentarios de Twitter. Los empresarios muchas veces nos vemos forzados a bajar precios por debajo de nuestros costos para vender más o por efecto de la competencia.
A todo esto, tenemos que sumar el efecto nefasto de los fletes, que han aumentado hasta un mil por ciento en el caso de China y existe una escasez de equipos de parte de las navieras, que nunca sabemos cuándo llegarán las materias primas y si nuestra producción corre el riesgo de parar.
Todos estos factores se aprovechan de parte de los políticos para criticar al gobierno y de parte de los consumidores para criticar a los empresarios. Entiendo al consumidor que ve los precios subir, créanme que a los empresarios nos gusta menos que a ustedes, vemos las ventas caer, nos crea un problema de no tener suficiente capital con qué pagar las compras de materias primas y somos objeto de las más duras críticas, con las manos atadas por factores que no controlamos.
Si esto fuera poco, la tormenta de nieve que afectó al estado de Texas, donde se concentra gran parte de la producción de petróleo de Estados Unidos y de materias primas, tendrá un efecto nefasto sobre los precios y sobre el abastecimiento.
A los curiosos de internet, busquen cómo las grandes compañías suplidoras de materias primas han declarado fuerza mayor. Eso quiere decir que los contratos, órdenes de compra o precios acordados, quedan suspendidos sin responsabilidad de los suplidores.
Pero veo luz para la mitad del año. Las vacunas avanzan en Estados Unidos a un ritmo sorprendente. El presidente Biden había prometido un millón diario en los primeros cien días y lo que muchos pensaron no era posible, las vacunas están promediando más de millón y medio por día.
Vemos ya las vacunas llegar a nuestro país, lo que permitirá una apertura aún mayor de la economía y avances tecnológicos en las pruebas de Covid permitirán un crecimiento más acelerado de lo esperado.
En una información de CNN Negocios, decían que en enero las ventas del sector de detalle crecieron con relación al mes anterior, ajustada la estacionalidad de diciembre en unos cinco puntos tres por ciento.
Con mucha razón dice la publicación que la economía norteamericana crece en base al gasto del consumidor y que la salud del sistema de ventas al detalle es un indicador esencial de la economía.
Si sumamos todo esto al paquete de medidas de alivio a los desempleados pendiente de aprobar en el congreso norteamericano, tendría un impacto muy positivo sobre la economía de nuestro país.
Entonces les diría a mis amigos de Twitter que pronto veremos mejores precios agrícolas, mayores remesas de los dominicanos en el exterior y que en la medida se recupere Texas, tendremos para el tercer trimestre mejores precios de materias primas y los precios para los incrédulos empezarán a bajar para mejorar los presupuestos de las familias y nuestras ventas.
Podremos decir que, lejos de neumonía, empezaremos un camino de recuperación hacia los niveles anteriores al COVID, que no será inmediato, pero sí más pronto que lo estimado.