Manny Pacquiao, leyenda viva del boxeo mundial, podría, pronto, colgar los guantes, pero si acepta el “consejo” de su entrenador Freddie Roach.Es que Roach considera que el estelar boxeador filipino, ganador de ocho campeonatos mundiales en otras tantas categorías, el único que lo ha hecho en la historia-, tiene “sus días contados” en el boxeo activo.
No obstante, Roach cree que antes de colgar los guantes Pacquiao debe ir, tal vez en cuatro o cinco meses, en busca del desquite con el australiano Jeff Horn a quien derrotó claramente, pero por la irresponsabilidad de unos jueces le fue apuntada una derrota.
El joven peleador, que se anexó el cetro welter de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), fue protegido con las votaciones mostrencas.
Roach, la semana pasada, le dijo al periodista mexicano Salvador Rodríguez, de la cadena deportiva ESPN que su pupilo filipino, con quien ha trabajado por más de 16 años, debe realizar su última pelea y después colgar los guantes.
Textualmente precisó: “Yo espero que él cumpla con esa pelea (la que debe protagonizar, en revancha, con Jeff Horn), y después de ese segundo combate debe retirarse”.
Pacquiao es senador de Filipinas lo que le ha quitado mucho tiempo a su labor de boxeador profesional.
En su pleito con Horn, el primero de julio de este año, hizo su trabajo. Conectó los más fuertes golpes y, además, en mayoría, pero fue perjudicado por la equivocada decisión de los tres oficiales.
Después del fallo, el promotor Bob Arum, legendario presidente de la compañía Top Rank, reveló que era “necesaria” una revancha. E incluso puso fecha para un segundo combate: 12 de noviembre.
Lo que debe pasar
Lo que debe pasar con Pacquiao es que, como se programa, pelee de nuevo con el “afortunado” Jeff Horn.
Bob Arum, Roach y el propio Pacquiao estarían “rezando” para que Horn defienda sin problemas el cinturón omebeísta de las 147 libras.
Mientras tanto, Pacquiao, quien cumplirá 39 años y con registro profesional de (59-7-2 y 38 victorias por nocaut), estará a la espera de un segundo turno para contender con el joven monarca de Australia.