El 15 de septiembre del pasado año el boxeador dominicano Claudio Marrero llenó de frustración a sus fanáticos y también a un sector de la prensa especializada. Fue una fecha fatídica para el peleador criollo de guardia zurda. Porque en la primera defensa de su corona mundial del peso pluma (126 libras) fue humillado por el boricua Jesús Rojas.
Unas dos semanas después del fracaso de Marrero escribí un artículo en el que me quejaba por el comportamiento del destronado monarca dominicano.
Ahora quise retomar el tema porque algunos seguidores del boxeo preguntan si la amarga derrota que sufrió Marrero, y de paso perdió su invicto, había sido una sorpresa o si realmente el puertorriqueño tenía la suficiente capacidad para disponer de su rival. El quisqueyano, con una demostración de estelar peleador, había conquistado el cinturón pluma en abril del pasado año. Le propinó un anestesiante nocaut en el primer round al peruano Carlos Zambrano.
Tras lograr la victoria en forma tan contundente -y tal vez sorpresiva para algunos expertos-, Marrero pasó a formar parte de la legión de campeones jóvenes del planeta y, además, dejar la orfandad de la que padecía República Dominicana concerniente a campeones del mundo. Pero la historia se repitió. Vale decir, la historia de los campeones mundiales dominicanos efímeros. Marrero, en apenas su primera defensa, cayó ante el boricua.
Elio -Enai- Rojas, Argenis Méndez, Jhonatan Guzmán y Javier “El Abejón”- Fortuna han sido los últimos monarcas efímeros que ha tenido República Dominicana.
Enai Rojas, Méndez y Guzmán -por lo que percibo- están en el “limbo” tras perder sus coronas mundiales. No se ve que tengan de nuevo oportunidades para volver a ser campeones mundiales.
¿Qué le espera a Marrero?
Ya han pasado poco casi cuatro meses del fracaso de Claudio Marrero al perder su cinturón pluma.
Recientemente hablé, por teléfono, con Marrero y se mostró tímido cuando le pregunté si había alguna posibilidad de contender por la faja mundial. Me dijo que pronto regresaría a Nueva York para reanudar sus entrenamientos y conversar con su apoderado. Veremos qué le tiene guardado el futuro a Marrero.