Si para algo “sirvieron” las recientes pasadas elecciones municipales fue para certificar o diagnosticar el acta de crisis, quizás irreversible, de nuestro sistema de partidos y de unos actores políticos, transitoriamente, en el poder; más allá de discursos políticos, excusas baladíes y repertorios de prácticas antidemocráticas que estuvieron en escena como nunca antes, y que podríamos sintetizar en cartel-partido, “dinerocracia” y asomo espantoso de estar a la puerta del surgimiento de un narco-estado, pues fue evidente cómo el dinero cash -compra de votos y baja “participación” ciudadana (muy probablemente inducida, como se ha dicho)- estuvo a la orden del día tal cual registró en su informe preliminar la misión de observación electoral de la OEA y otra organización local (Participación Ciudadana -honestamente, una extrañeza o golpes en el pecho, pues algunos de sus ex ejecutivos hoy son funcionarios públicos de alto nivel) .
Y los comentarios de voceros de Somos Pueblo de que, además de dinero, observaron el trueque u oferta de votos-cédulas por sustancias prohibidas, entonces cualquier radiografía semántica o discursiva sobra para describir el daltonismo social y político que vive el país donde verdaderamente la abstención o indiferencia ciudadana ganó. Y esto último, más que otra cosa, es un metamensaje a nuestra partidocracia, líderes políticos y poderes públicos.
Y lo que sucedió el pasado domingo no fue algo que nos tomara de sorpresa; a pesar de nuestros errores de apreciación previa, sino que resulta la consumación de una degradación política que no tiene parangón, pues, efectivamente, se rompieron o se quebraron todos los límites o escasos escrúpulos políticos en materia de compra de votos y abstención inducida; y si ya se sabe que una mayor abstención beneficia al que está en el poder, no hay que ser ingenuo o pendejo para llegar a ese axioma, ¿verdad, señores -porque son varios- del poder?
Sin embargo, y después del palo dado, preocupa que, ante la gravedad de la degradación política y el daltonismo social, la oposición política, sobre todo la que agrupa alianza RescateRD no haya convocado a una gran cumbre o reunión de análisis y autocrítica de partidos aliados ante la barrida que sufrió y que los discursos, hasta el día de hoy, reiteran un error capital, de ego y ceguera, en la línea de ir cada uno por su lado obviando que, si casi juntos, fueron derrotados. Entonces, cabría preguntarse: ¿que no será en mayo donde decreto -llámese presidencialismo e intención aviesa de quedarse- mata-ahoga poder municipal u otra baratija?
De modo que si la respuesta ante la “derrota” es la tozudez de ir solos, que cada quien haga sus esfuerzos, como manda la fidelidad partidaria o el suicidio; pero luego que nadie se queje, sobre todo el padre de la tesis de que segunda vuelta o balotaje sea una quimera o sueño cuesta arriba, porque lo más previsible, hablando de partido y outsider, es que Abel Martínez y El Cobrador les estén disputando, en mayo, el poder a Abinader, a como sea y como sea, tal y cual se vivió en febrero, porque no creemos que esa JCE vaya a pararse frente a los hoy que detentan el poder y sus aliados…
Entonces, desde ya la suerte está echada, a menos que la política siga siendo como la pelota “que es redonda y viene caja cuadrada”. Pero, eso, tal vez, sería soñar. En consecuencia, a Dios que reparta suerte y que cada quien haga su mayor esfuerzo (yo, por Abel y el PLD, a pesar del árbitro y de lo que demostró el que se quiere reelegir y Vengoechea -bellaco, en cualquier tiempo, el colombiano, ¿eh?-).