Altagracia Batlle Ginebra (Gachy), quien fuera esposa del industrial y político Federico Antún Abud, se desmaterializó este septiembre 20, pero su impronta de servicio social de ninguna manera podría pasar desapercibido, debajo de la rendija de una puerta, empezando por quienes como el suscrito, observó y escrutó su gestión social silente, pero profundo y espontáneo.
Indeleble para el suscrito resulta aquella memorable ocasión en que Gachy, querida y admirable, ganó mi ánimo de acompañarla conocer a doña Ema Balaguer, en ese momento rectora de Cruzada del Amor, en su residencia Máximo Gómez 25, junto a su hermano el presidente Joaquín Balaguer.
Un encuentro memorable en que aprecié y dimensioné la innata vocación de servicio desinteresado, con profunda raigambre social, de socorrer a los más necesitados, que conformaba el universo cognitivo de doña Ema, suturando heridas de los carenciados en sus avatares de sobrevivencia.
A manos llenas, con un corazón pletórico de amor al prójimo, doña Ema, auténtica misionera de apremios sociales apremiantes de las grandes mayorías preteridas, junto a su palio umbrío, hombro con hombro, cada día, Gachy Antún secundaba aquella gestión de honda puja social, luminosa impronta de doña Ema.
Antes de ese encuentro, Gachy ganó mii admiración, respeto y alta consideración, por cuanto expresaba su indeclinable preocupación fundida en acciones, proyectada a los muchos que nada tienen, cuando muy bien pudo obviar esa emoción y vegetar en la indiferencia.
En esa urdimbre emocional, ahora que Gachy Antún se desmaterializó, el recuerdo de su gestión social se eleva sobre la descomposición material, surgiendo su impronta social secundadora de doña Ema.
Paz a sus restos.
Pesar a sus hijos Rafa, Quique, Eddy y Manuel Antún Batlle.
Ubi Rivas