Sabes, la esencia de la oración no es pedir, sino pasar tiempo con Dios, es acercarnos para “estar” muy por encima de solicitar cosas, se trata de abrir el corazón, recostar el alma, refrescar la mente, hablar en nuestras propias palabras y desarrollar el lenguaje “amor”, que te enlaza a sus brazos. Dios es tu pronto auxilio en las tribulaciones, quien no desprecia un corazón contrito y humillado, quien comprende lo peor de ti y conoce lo mejor de ti; él ama todo de ti y no solamente puedes expresarte libremente ante él, puedes escucharle…

Ya él sabe cómo te sientes, sabe cómo ayudarte, y ciertamente lo hará. Es tu Padre, tu Pastor, tu Amigo perfecto. ¿Quieres saber su parecer y te atreves a creerle? Corre a sus brazos ya, porque confortará tu alma.

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