La semana pasada ocurrieron dos eventos simultáneos, que, si no cambian el rumbo de la política, deben tener un efecto positivo en la forma en que se está haciendo en los últimos años.
La convención del Partido Revolucionario Moderno (PRM) frente a todos los pronósticos de muchos incrédulos y de otros cuyo deseo era que no se diera.
La convención fue realizada con éxito, ciertos atrasos en la entrega de los materiales, pero nada que pudiera afectar los resultados de la misma. Quedó demostrado que los partidos pueden tener un padrón y así debe ser, porque si no son capaces de organizarse internamente, mucho menos pueden pretender dirigir y organizar lo difícil que es el Estado, donde confluyen tantos intereses y tantas necesidades que atender.
La renovación de sus cuadros es un mensaje a las demás organizaciones, grandes y pequeñas, que el país requiere, sin que eso signifique olvidar la importancia de la experiencia de generaciones mayores, ir dando paso al relevo generacional. Así lo hacemos los empresarios, vamos dando cabida a nuevos bríos, nuevos talentos, nuevas formas de mirar el mundo de los negocios y accionar en un mundo cada vez más exigente y competitivo.
Esta convención obligará a los demás partidos a no renovar de dedos la dirigencia. Los partidos no son compañías por acciones, son la base de la democracia, que muchas veces olvidamos que democracia es dar participación a todos y no al grupo que dirige. Imagino que después de haber probado que un partido, el más nuevo de todos, es capaz de hacer convención, a los demás no les quedará más camino que hacer lo mismo.
Por otro lado, están las encuestas publicadas. Sé que las mismas son un reflejo de un momento dado y que cambian de acuerdo a las acciones positivas o negativas que se asumen.
Pero es un peligro que una parte de la población piense que se gobierna para la militancia de un partido, porque aún siendo estos dominicanos, como los demás militantes o no de los partidos, la percepción es que se gobierna para un grupo y no para todos.
Por mucho tiempo, he sostenido que las divisiones de los partidos pueden terminar dando cabida a soluciones que pueden no ser las mejores, sólo hay que mirar hacia el sur, Venezuela y ver lo que padece ese país. La encuesta deja claro que las divisiones pueden conducir a la pérdida del poder y que cada día la credibilidad en las instituciones es menor.
La historia de nuestro país es clara. Hay que recordar que las divisiones terminan en tragedia. Aún cuando Trujillo y Estrella Ureña fueron juntos a las elecciones, la división entre ellos fue de tal manera que el segundo renunció estando en Cuba y murió durante una cirugía, que el rumor no confirmado fue que Trujillo pagó al médico para eliminar la oposición de su antiguo vicepresidente.
Estamos a tiempo de evitar que las divisiones sigan mermando los partidos, sólo hay que ver lo que ha sucedido en el PRD y el PRSC, que ambos se han convertido en partidos bisagras, tan mermados que ni aún así pueden ponerse de acuerdo.
La pelota y la política tienen algo en común y es que se puede perder en el noveno inning si los jugadores, directivos y managers no se ponen de acuerdo sobre el futuro del equipo, que en este caso es el país y nunca trabajar para el beneficio individual.
Estamos en Semana Santa, recordemos no sólo el significado de la misma, recordemos cómo cambian las multitudes, hoy aparecen falsos profetas, olvidan que en la tierra todo es efímero. El ser más grande que es Jesús, en el Domingo de Ramos fue recibido por una multitud victoriosa que alababa su paso y pocos días después, esos mismos que lo vitoreaban, lo llevaron al calvario donde murió crucificado entre dos ladrones.