Completo mi ponderación sobre factores que podrían sumar o restar posibilidad a una eventual reelección del presidente Luis Abinader, partiendo del comportamiento histórico de los dominicanos en los comicios nacionales inspirados en un gran sentimiento nacional y determinados a tomar una decisión mayoritaria encarnada en el liderazgo de una figura presidencial.
Abinader aún no ha decidido presentarse a ganar un nuevo mandato para darle continuidad a los cambios institucionales y de infraestructura puestos en marcha, pero la inexistencia de trabas legales, la prudencia y el espíritu conciliador y constructivo con que gobierna, así como la alta aprobación que otorga la ciudadanía a su gestión, conforme variadas encuestas, están informando que su reelección tendría carácter plebiscitario.
Esa aprobación mayoritaria se debe a que el mandatario gobierna en una de las más grandes crisis coyunturales que padece todo el mundo y que aún no da visos de concluir, respondiendo con alta efectividad frente a los efectos de recesión e inflación global, mostrando unos resultados ejemplares, según reportan organismos internacionales investidos de alta credibilidad y autoridad a nivel mundial.
Además de la difícil coyuntura que imponen la resaca del COVID-19 y la guerra en Ucrania, conforme han establecido cientistas nacionales e internacionales República Dominicana se encuentra entre los países de América Latina con mayor riesgo de conflicto social debido a la falta de solución a múltiples problemas estructurales que agobian a los ciudadanos, y a la deuda social generadora de inequidad, pobreza y atraso..
En 2024 todo pinta a que si el presidente Abinader se repostula representará la opción de continuidad de los cambios iniciados por su gobierno, o la vuelta al retroceso representado por Leonel Fernández y la candidatura que imponga Danilo Medina.
Luis representará la continuidad de los cambios iniciados en la justicia, con el Ministerio Público independiente; el control de la corrupción y la impunidad el saneamiento de la administración gubernamental; efectiva administración del Coronavirus, continuación y mejoramiento de las obras iniciadas por gobiernos anteriores; relaciones de armonía, respeto y cooperación con las fuerzas productivas y las autoridades monetarias y financieras; respeto a las altas cortes y otras instancias de arbitraje social.
El pasado, del PLD y la FUPU representan la vuelta a la corrupción y la impunidad, el dejar pasar, dejar hacer, como en ocasión del COVID 19 en que se limitaron a leer los boletines de muertes y contagios; volveríamos al secuestro y la politización de órganos del estado que, como ocurre ahora, deben actuar con independencia del poder político.
Los dominicanos vamos a elegir entre un presente y un futuro esperanzador, que representa Luis Abinader y la continuidad de los cambios que ha iniciado, o el pasado de corrupción, impunidad y el irrespeto a las instituciones nacionales que representan el PLD y la FUPU.
De nuevo tendremos una decisión mayoritaria del electorado, como ha ocurrido históricamente, esta vez respaldando la continuidad de los cambios que encarna Luis Abinader.