Amancio Ortega es un multimillonario español (criado entre el País Vasco y Galicia), que ha dedicado su vida al sector textil. Su logro más famoso es la cadena de tiendas Zara, tan exitosa que es un caso de estudio en las más prestigiosas escuelas de negocios.
Tiene 84 años y su patrimonio alcanzó la cifra de casi 80,000 millones de dólares en el año 2019.
Viene de abajo. Su padre era jefe de estación en Guipúzcuoa. Y él comenzó a trabajar a los 14 años en una tienda de ropa
Los puritanos de esta época hubieran denunciado a esa tienda por “explotación infantil”. Sin embargo, allí aprendió, como el gran observador que era.
Tiempo después funda su propio negocio, cuya filosofía era no solo ser vendedor de ropa, sino también fabricante y distribuidor.
Y así fue creciendo y expandiéndose internacionalmente hasta convertirse en uno de los hombres más ricos del mundo (en un momento llegó a superar la fortuna de Bill Gates).
En el 2001 comienza su labor filantrópica desde la Fundación que lleva su nombre, y se ha distinguido por donar fuertes sumas de dinero a la sanidad y la asistencia social. Solo en el 2017 donó 320 millones de euros a la lucha contra el cáncer.
Amancio Ortega irrita a sindicalistas y populistas. Porque es un trabajador que desde cero y a fuerza de mucho sacrificio y buenas ideas llegó a convertirse en lo que es hoy día.
Esto los saca de quicio, porque les desmonta la tesis que tanto pregonan de que el pobre no puede crear riqueza y se queda pobre porque el rico lo explota. ¿Y entonces?
Para colmo ayuda, y mucho. Pero con lo suyo, no como pretenden aquellos. Quitándoselo a otros.