Escucho a menudo a las personas decir una frase que puede ser un desencadenante de éxito: “Cuando sea grande quiero ser como tú”.
Digamos que ser como esa persona sería tener un éxito. Pude ser que deseen poseer lo que tiene, llegar al lugar que llegó, vivir como vive, tener dominio emocional y más. La frase es usada indistintamente para muchos ámbitos.
Digo desencadenante porque la realidad es que la persona que deseamos emular tiene un éxito que no le llegó sin antes hacer algo para lograrlo. Lo malo es que nos concentramos en el éxito en sí, no en el camino para lograrlo.
Ver eso que deseamos ser o tener es fantástico, pero solo como un paso para lograrlo. El inconveniente puede ser que no creamos en poder alcanzarlo. Ahora lo importante es desmenuzar el camino para creer en que ese éxito está a nuestro alcance.
Es que un éxito está formado por muchos pequeños éxitos. Graduarse de la universidad es un éxito plasmado de cuantiosas horas de estudio para adquirir los conocimientos necesarios, para así poder pasar cada prueba. Es un camino minado que tenemos que ir cruzando día a día.
A ver, muchos se desesperan por no llegar a lo que desean, más en tiempos que todo es de inmediato. Es más, podemos hacer adquisiciones con el dinero que ganaremos en el futuro, endeudándonos. Otros lo ven como un sueño, y nunca despiertan para convertirlo en realidad.
Aprendamos del principio de los préstamos para lograr lo que deseamos. Pequeñas cuotas hacen posible una gran adquisición. Lo único es que en el éxito verdadero el sentido es inverso; primero las cuotas y luego la recompensa.
En resumen: El tercer paso para lograr éxito es tener metas, y diría más, deben ser claras, divididas en pequeñas metas y estar convencidos de que las podemos alcanzar.
¿Qué meta te pondrás hoy, la dividirás en muchas metas pequeñas y te convencerás de que puedes la alcanzar solo por el hecho de que darás pasos para lograrla?