“Franklin, tumbaron el viejo”, así saludó Rafaelito Alburquerque a las 6 a.m. del 25 de septiembre de 1963; éramos dos muchachos, 21 y 22 años, dirigentes estudiantiles en la UASD y de la JRD (juventud del PRD) ¿A quién le decíamos el “viejo”? Al profesor Juan Bosch, quien tan solo tenía 54 años, nos llevaba más de 30 a cada uno. En una ocasión, nos preguntó por qué les decíamos “El Viejo”, sin esperar uno de nosotros dijo: “Porque Ud es nuestro mentor político”. ¿Por qué tumbaron a Juan Bosch? Envueltos en las reacciones de la oligarquía, que pretendía las empresas y bienes expropiados a los Trujillo, los partidos perdedores en las elecciones de diciembre 1962; Bosch obtuvo el 60%, la Iglesia Católica y el “Complejo Militar Industrial” de los EE.UU, como les llamó Eisenhower y Fulbright (1961 y 1967) y Bosch “Pentagonismo” (1967), que presionaba para que se persiguiera a los jóvenes revolucionarios. Ante todas esas presiones Bosch sustentaba su juramento de que “mientras nosotros gobernemos, en la República Dominicana no perecerá la libertad”.
Con frecuencia Bosch mostró preocupación por la participación de agentes de la CIA y del MAAG, militares del Pentágono acreditados en el cuerpo diplomático de la Embajada de EE.UU, enviando a Sacha Volman a reclamarle, y así lo dice el entonces embajador en su libro titulado en español “El destino dominicano”, citado en “Ideas en conflicto, diálogo póstumo con Juan Bosch y John Bartlow Martín”, del Dr. Leonel Fernández. La respuesta del embajador fue, y está dicho: “El presidente Kennedy y yo protegíamos a Bosch, él lo creía así, pero no podíamos controlar a los militares norteamericanos ni a la CIA”.
Cuando Bosch termina de escribir “Crisis de la democracia de América en la República Dominicana”, 31 de Julio 1964, se publica en noviembre de ese año, escribe el Capítulo XVII, “Los Conflictos con Haití”, después de referirse a las acciones contra el dictador Duvalier del militar haitiano León Cantave, desde territorio dominicano, sin que a él lo enteraran los militares dominicanos a pesar de haberlos cuestionados, pidió una investigación a la OEA y eso podía demostrar que no era su gobierno, sino una acción norteamericana; ese capítulo termina preguntándose “¿Tuvo esa decisión alguna parte en el golpe de Estado?”
Bosch pone el libro de Martin en manos de Leonel en los años 1980 y algo, y entre sus 411 anotaciones al margen de las páginas, había una relevante, dice el exembajador: El viernes 4 de octubre (1963) a las cinco de la tarde, nos reunimos en la Casa Blanca, en el salón del Gabinete, los subsecretarios de Estado George Ball y Averell Harriman; el secretario asistente Ed Martín, miembros del personal de la CIA y del Pentágono, entre otros, con la finalidad de analizar la situación dominicana con el presidente Kennedy”.
“…El presidente Kennedy entró, como siempre, de prisa; tenía un aspecto sombrío. Leyó rápidamente el informe y la declaración. Luego me miró y dijo: ‘Supongo que no queremos que vuelva Bosch’. Yo le respondí: ‘No señor presidente. ‘¡Por qué no!’ ‘Porque no es un presidente’. Silencio…” hubo otras decisiones sin mayor interés.
Evidentemente, Kennedy buscaba la posibilidad de revertir el golpe. Para Ud. amigo lector ¿Quién tumbó el gobierno de Bosch? Hablemos más próximamente…