En ocasiones notamos en nuestro campo de visión imágenes inusuales, que se ven como figuras transparentes, blancas o manchas que se mueven a los lados al mover los ojos y no se corresponden con objetos reales. Son las llamadas miodesopsias, también conocidas como ‘flotadores’ o ‘moscas volantes’. Se detectan con mayor facilidad en ambientes muy iluminados o al cambiar de manera brusca de oscuridad a la luz, al mirar superficies homogéneas como paredes blancas o un cielo despejado.
Son impurezas en el humor vítreo, un cuerpo gelatinoso que llena el contenido del ojo. Con el tiempo, esta gelatina con la que nacemos pierde su consistencia, produciendo impurezas que flotan con diversas formas. Son más comunes en pacientes miopes, en edad avanzada y otras condiciones como traumatismos o diabetes mellitus. Se estima que el 70% de la población los tendrá alguna vez.
Habitualmente no requieren tratamiento, ya que el cerebro reconoce que la imagen no es real, se empiezan a ver con menos frecuencia y nos acostumbramos sin mayor problema. Si resultan muy molestos, se pueden destruir con láser (vitreolisis Nd:YAG) o vitrectomía en casos muy extremos.
Sin embargo, aunque con menor frecuencia, al desprenderse estos grumos, pueden causar agujeros en la retina o sangrados, lo que necesita un tratamiento urgente, ya que esto puede terminar en un desprendimiento de retina. En otros, los flotadores se deben a otras causas, como las inflamaciones oculares, uso de algunos medicamentos o patologías vasculares.
Los flotadores de reciente aparición deben ser evaluados por el oftalmólogo, realizando un fondo de ojo. Hay que acudir rápidamente si los flotadores no son móviles o se acompañan de destellos de luz, aumentan en cantidad o tamaño, se observan áreas de visión negra o en cortina o disminución de la agudeza visual, ya que estos síntomas pueden estar apuntando a un problema mucho más grave.