La palabra “pero” tiene sus complejidades. La RAE nos recuerda que se trata de una “conjunción adversativa que indica oposición, contrariedad o limitación”. Es así como su uso más generalizado es para indicar contraposición entre dos partes. Es decir, lo que está escrito antes del “pero” tiene un sentido, mientras que lo escrito después tiene sentido contrario.
Es tan negativa esa función del “pero” que hasta puede convertirla en una palabra estigmatizante. Muchas veces habremos escuchado: “ella siempre tiene un pero”, en alusión a una persona que ante cada planteamiento se empeña en buscar el lado opuesto.
Pero hay más. La palabra “pero” también sirve para reforzar una exclamación. Un ejemplo de ello lo tenemos al decir: ¡Pero qué linda es tu casa!
Al expresarnos, lo recomendable es aprovechar la riqueza de nuestro idioma para lograr la empatía que necesitamos de cara a lograr propósitos. Eso se le hace muy difícil a quien “siempre tiene un pero”.