China en un corte reciente registra una población de 1412 millones de habitantes; hace poco dejó de ser el país más poblado del mundo, superado por la India con 1425 millones.
El territorio chino es el cuarto más extenso del planeta con 9 millones 596 mil kilómetros cuadrados.
Tiene China una milenaria historia con conocidos aportes como la imprenta, la pólvora y la brújula; llegó a ser por siglos una gran potencia mundial. Situación que variaría (1839-1949) ante la consolidación y gran empuje de la economía de mercado en países europeos encabezados por el Reino Unido y luego Japón, los que impusieron a sangre y fuego la dominación sobre China.
Con la fundación el 1ro de julio de 1921 del Partido Comunista de China entra en el escenario un actor que en 28 años cambiaría profundamente las perspectivas de China; pero más que eso, lo que significó el gran salto en el desarrollo de China fue una previamente inimaginable ruptura del modelo económico propio de un país socialista; se trata de que a partir del 1978 se asumió la economía de mercado, contraria a la economía centralizada o socialista que hasta entonces predominaba. Logrando tres décadas después y aún en constante progreso, el más grande e intenso avance de la historia humana en reducción de la pobreza.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Banco Mundial han considerado como único en la historia de la humanidad el que en solo tres décadas pudieran sacarse de la pobreza a 800 millones de seres humanos; más que la mitad de la actual población de África o equivalente a la de Europa.
Al margen de las referencias históricas y económicas resaltadas no es posible comprender plenamente la simbiosis Estado-Gerencia y a partir de lo cual la triada democracia-transparencia-eficiencia tiene un sustrato apropiado de análisis en esta invitación al estudio de China.
Sobre la democracia más allá de cualquier comparación o valoración, es un modelo electoral y de gobernanza totalmente diferente al de muchos países del mundo o de Asia como India, Japón o Singapur.
En cuanto a la transparencia en la gestión de los recursos públicos, China parece haber establecido y renovado un férreo control con serias consecuencias para los que incurren en actos de corrupción.
En la eficiencia, lo dicho respecto a la impresionante superación de la pobreza, junto a la calidad del sistema educativo -de acuerdo con las Pruebas Pisa entre los mejores del mundo- así como un sistema de salud al cual se le reconocen significativos avances, indican que los históricos retrasos están en una clara ruta de superación.