Es el dilema del presente. Luis Abinader representa en República Dominica el paso de la corrupción como sistema, al establecimiento de la honradez como norma del Estado. Es la primera etapa del cambio anhelado, es la ruptura con el pasado, y los primeros pasos de un nuevo sendero evolutivo para el país hacia su desarrollo.
En RD sectores tradicionales que han crecido, enriquecido y sido indiferentes al sistema de corrupción que hoy viene siendo desmantelado, por su influencia en los medios, quieren presentar un cuadro social -como la violencia- históricamente tapada por la prensa, como nuevo.
Todos los problemas existentes en el presente en RD, son problemas y situaciones heredadas. Y los aliados al pasado, quieren presentarlos como creados en estos dos años. Si… el Gobierno está llamado a erradicarlo enfrentándolo, y lo está haciendo. Pa’trás, ni pa’ coger impulso.
Debemos acelerar los cambios necesarios, para crear los suficientes empleos, para que ningún ciudadano tenga que apoyar políticos corruptos por la necesidad de sobrevivir. Que esa es la trampa tradicional usada para manipular a los ciudadanos, manteniéndolos en la miseria.
La construcción de un futuro diferente, es una construcción sobre los sectores beneficiarios del pasado, donde estos deben ser sepultados, y sobre ellos construir una nueva sociedad sobre la base de la honradez, la institucionalidad, el derecho, las oportunidades y el bienestar.
La creación de empleos necesarios en RD, solo será posible en la medida que desarrollamos nuestros sectores productivos potenciales; agropecuaria, industrialización agropecuaria, desarrollo e industrialización del mar y la acuicultura y sustituir importaciones por “Made in DR”.
El cambio avanza si se enfrentan los problemas y sus causas; si se repatrian indocumentados, se extermina la delincuencia, si se controla la cultura del robo en la administración pública, si se enfrentan las políticas hegemónicas contrarias al interés nacional, y cuando se dan respuestas a la sociedad.