Luis Córdova
Especial para elCaribe

En el siglo XXI, hablar de cabañuelas puede parecer una práctica pintoresca confinada a la tradición oral y la nostalgia. El método consistía en observar el clima durante los primeros doce días del año y relacionarlo con los meses. En los campos del Cibao, se colocaban a la intemperie doce granos de sal la última noche del año y al primer amanecer del siguiente, dependiendo del desgaste de las piedras, se entendía cuán lluvioso sería.

Aunque carezca de sustento científico, igual riesgo puede tener adelantar juicios, sabiendo que la naturaleza es tan caprichosa como la voluntad de nuestros líderes.

Esta tierra es pródiga en gente de buenos deseos, lo cual no significa que en el ejercicio vital sea ajustado a la prédica. Sin embargo, la generalidad para ser justos, es gente de bien y más o menos decente. Por lo anterior se espera, que continúe la incautación de droga, sin importar los mares que surcan, los puertos que burlen y los dueños que tengan. Si pasamos de ser puente a destino, por el consumo, es necesario que los aspirantes presidenciales asuman el tema, que el combate al narcotráfico sea pactado en los partidos y que pasemos de la denuncia a la acusación cuando penetre los partidos políticos.

Dos naciones ocuparon la prensa nacional y dividieron honores entre los políticos del patio: Venezuela y Haití. Temprano en el año debe definirse si reconocemos a Edmundo González o a Nicolás Maduro, como presidente de la tierra de Bolívar, más luego de la reunión virtual de la líder opositora María Corina Machado con unos 70 diputados y diputadas dominicanos.

Haití con su incesante caos, su imprevisible destino y la acechanza de todas las desgracias. ¿Volveremos a repetir el discurso que año tras año y foro tras foro hacemos? La inestabilidad y la potencialmente incontrolable situación, en especial la paz fronteriza (más bien “rayana”) que debe preocuparnos a todos y no solo a productores de pollos y huevos o comerciantes de pacas.

Algunos desempolvaron albricias por el anuncio de que el próximo presidente de Estados Unidos nombrará embajadora en el país. ¿Qué cambiará con su presencia? ¿Cuál interés marcará el nuevo inquilino de la Casa Blanca? ¿Cuál es el objetivo de la misión? El solo anuncio hace filtrar supuestos estremecedores que moverían la coctelera del servicio exterior dominicano incluyendo el más alto nivel.

Si una cosa está clara es que para los políticos el calendario gregoriano tiene otra utilidad menos la de marcar el tiempo. Las aspiraciones para un apreciablemente distante 2028, destaca ausencias más que presencias.

Opositores y gobiernistas, se juntarán para enfrentar las “amenazas al sistema” de posibles candidaturas independientes. Extraña que no se preocupen con igual vehemencia del enemigo más peligroso: la abstención.

Aunque las cabañuelas quizás no nos digan si lloverá en septiembre o si habrá sequía en noviembre, sirven para mostrar que nuestras raíces están entrelazadas con la naturaleza y que aún llueva, truene o ventee, el calendario (político) no se detendrá.

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