Una de las tareas más difíciles es encontrar la persona adecuada para ocupar una posición, pues no se trata únicamente de la preparación académica o experiencia profesional, que pueden ser medidas más o menos objetivamente, sino de cualidades subjetivas, como la honestidad, templanza, inteligencia emocional, que si bien pueden ser valoradas mediante pruebas psicométricas no son del todo medibles con exactitud, las cuales por demás no se hacen al seleccionar funcionarios públicos aunque se ha reclamado en algunos casos, y otras que solo una historia de vida puede evidenciar, y que muchas veces se descubren para mal luego de que ostentan el cargo, como demuestran penosas experiencias de elección de perfectos desconocidos.
El Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) recientemente convocado por el presidente de la República y de este, tiene la misión de seleccionar cinco nuevos jueces del Tribunal Constitucional cuyos mandatos expirarán a finales del presente año, entre ellos su presidente, el primero elegido para ocupar esta función, Milton Ray Guevara, quien no solo la asumió con el debido compromiso creando esta alta corte hasta elevarla casi doce años después al posicionamiento que hoy tiene, sino con la moderación y prudencia necesarias para haber logrado crear un espíritu de cuerpo, sino para mantenerlo a pesar de los cambios que se han dado en su integración ante el vencimiento de los primeros mandatos.
La creación de un Tribunal Constitucional por la Constitución del año 2010 fue impulsada por una parte de la sociedad civil, sin embargo otros entendíamos que bastaba con crear una sala constitucional dentro de la Suprema Corte de Justicia, entre otras razones porque se temía que se produjeran los “choques de trenes” que se habían vivido en otros países, y se abusara del ejercicio de la acción en inconstitucionalidad hasta convertirla en un nuevo grado de jurisdicción como de hecho ha ocurrido, también bajo la égida de su actual presidente esas inquietudes fueron palideciendo, y ha brillado más lo positivo de contar con este.
A pesar de su dilatada carrera política, nadie dudaba de sus capacidades y condiciones para ejercer el cargo de presidente del Tribunal Constitucional, en gran medida porque su trayectoria académica, profesional y de funcionario público constituían un gran aval, sin embargo no dejaba de representar la excepción a la regla, ya que debido al historial de control del poder ejecutivo al poder judicial durante nuestra historia republicana, la aspiración fundamental es impedir que las manos de la política, a veces no tan invisibles, manejen sus decisiones. Y con su accionar también logró convencer de que estaba a la altura de la responsabilidad asumida, habiendo sabido dejar de lado su antiguo rol de militante político, y abrazándose al de servidor público y profesor, como ha demostrado con su cruzada en pos de llevar al conocimiento de todos nuestra Constitución.
Es un enorme reto para el CNM elegir su sustituto aunque dispusiera de una cantera abierta de perfiles a escoger, y lo es aún más debido a que el método de selección previsto en el reglamento vigente de listas cerradas de candidatos, si bien procura que de forma transparente se reciban candidaturas y objeciones, subestima la dificultad que da convencer a excelentes y exitosos profesionales de sacrificarse para asumir una responsabilidad de esa magnitud con menores retribuciones que las que se tengan, así como la humildad que suelen tener muchas personas valiosas que jamás se propondrían ellas mismas, ni tocarían las puertas de organizaciones para que estas las nominen, y la osadía de los menos calificados.
El presidente ha hecho bien al convocar al CNM para respetar los términos de los mandatos, contrario a lo acontecido antes cuando se dieron largas quizás esperando mejores momentos políticos para hacer las selecciones, como pudo haber sido luego de las elecciones del año próximo, además de que esto evita que los tiempos de la escogencia y de estas se junten. Para presidir el Tribunal Constitucional se requieren cualidades que van más allá de ser un buen jurista o magistrado, y llegar a dicha corte tampoco puede ser visto como la garantía de jueces de carrera para retirarse con un mayor rango y mejores condiciones. Está por verse quién o quiénes están a la altura de calzarse estos zapatos, si el CNM tendrá la sabiduría para encontrarlo y, sobre todo, si esta persona será tan buena como se cree será, luego de asumir y ejercer el cargo.