Las personas de escasos y medianos ingresos en verdad se las ingenian para subsistir con base en sus pocos ingresos y el alto costo de la vida. En muchos casos no puede explicarse de forma convincente, cómo se logra vivir con salarios de hambre como los que reclama reajustar la clase trabajadora a propósito de la propuesta del Gobierno de disponer un aumento de un 20% en el salario mínimo por el índice de inflación. Los patronos, que no tienden a ser flexibles o generosos en esa materia, parece que dan largas a su contrapropuesta, mientras los sindicatos comienzan a inquietarse. Esperemos un pronto arreglo razonable, en nombre de la paz social.