Si insólito y bochornoso fue el desorden mayúsculo registrado durante una celebración juvenil anticipada de Halloween en la zona colonial, al son de la llamada “música urbana” y en el marco de un “teteo”, penoso e inadmisible es el hecho de que a más de cuatro días todavía no hay un solo detenido, ni siquiera un informe preliminar. Es como que lo que allí ocurrió: vehículos destruidos, basura esparcida por montones e incursiones en balcones de viviendas privadas, no le doliera a nadie. Con cámaras de seguridad en una zona eminentemente turística e histórica, ya debieran establecerse responsabilidades y que el hecho no quede impune.