El preocupante aumento que han registrado los feminicidios en nuestro país en los últimos tiempos, a tal punto que parecen imparables, enfatiza que la lucha contra el flagelo de la violencia machista tiene que ser permanente y no decaer en ningún momento. Como ya parece la tendencia, la conmemoración de este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer -el 25 aniversario de su declaración- ha sido de pesar en lugar de exhibir avances. Una secuencia indetenible de violaciones, abusos y crímenes perpetrados contra niñas y adolescentes denota cómo la situación se agrava. Las autoridades, la familia y la sociedad en su conjunto tienen que actuar. l