El pueblo, la Junta Central Electoral y sus autoridades, tienen motivos para sentirse estimulados por la forma en que transcurrieron las elecciones y el reconocimiento recibido en ese sentido por la misión de observadores de la OEA. Pero para que la natural satisfacción no sea episódica y dé frutos para nuevas mejoras significativas, hay que poner mucha atención y seguimiento para evitar en futuros comicios lo que los observadores constataron sobre la compra de votos por parte de fuerzas políticas en diversos recintos de votación. Aunque en menor medida que en los comicios municipales, en parte gracias a los esfuerzos institucionales para combatir el flagelo, hay que luchar por su definitiva erradicación.

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