Tuvimos un abril muy lluvioso, para extrañeza y sospecha de los entendidos en meteorología, pues el cuarto mes del año tradicionalmente es uno de los más secos del país. Lógicamente, se sospecha que no fue algo casual o gratuito, sino manifestación presente del futuro del cual nos advierten: el cambio climático. El caso es que la anormal lluvia del pasado abril sembró su balance de inundaciones, daños materiales, desplazados y desgracias personales, lo dolorosamente usual siempre que tenemos lluvias persistentes. Ahora ha llegado mayo, tradicional mes de lluvias, pero resulta que necesitamos un urgente respiro de precipitaciones. La aspiración es, por tanto, que este mayo no se caracterice por lluvia, aunque alarmantemente estos lluviosos primeros días hablan al contrario. Esperamos.
¡Ay, mayo!
Tuvimos un abril muy lluvioso, para extrañeza y sospecha de los entendidos en meteorología, pues el cuarto mes del año tradicionalmente es uno de los más secos del país. Lógicamente, se sospecha que no fue algo casual o gratuito, sino manifestación