No sé si es cuestión de educación, distracción o simplemente que algunas personas hablan bajito y no se les escucha, pero a todos nos ha pasado: decimos: “¡Buenos días!” y, por algún motivo, sentimos que nadie responde.
Escucho esta queja con frecuencia, y la entiendo. A mí también me ha pasado más veces de las que quisiera. Y no falta quien diga: “No vuelvo a darles los buenos días”. Sin embargo, soy de las que creen que nuestra educación no debería depender de la respuesta del otro.
Hay veces en que incluso a nosotros mismos, por prisa, se nos olvida responder. ¿Cuántas veces hemos pasado al lado de alguien sin darnos cuenta siquiera de que nos saludó? Así que, aunque a veces parezca que nadie responde, sigamos diciendo “buenos días”.