La Policía dio que hablar cuando paró un acto de un grupo de salve en el parque Independencia, alegando que estaban cantando en creole, dialecto haitiano. Ha sido un acto de censura y represión que recordó los oscuros 12 años de Joaquín Balaguer, insólito en el siglo XXI. Pero lo había hecho ya antes cuando una patrulla policial abrió fuego contra un vehículo “sospechoso” que no se detuvo y cuyos ocupantes resultaron ser una mujer y cuatro niños, que, afortunadamente, quedaron ilesos; y cuando un joven de 22 años, arrestado en una redada en Herrera, apareció después como cadáver en una morgue. Nuestra Policía cavernaria de siempre, que creemos ilusoriamente que podemos reformar.