Los padres de la joven Sudiksha Konanki dieron por terminado el caso de su desaparición en el mar por entender que se ahogó. Así lo creen otros también, a diferencia de los “conspiranoicos”, que insisten en que ahí había “gato encerrado” y no entienden que no hubo más remedio que dejar ir a Joshua Steven Riiben, último en verla con vida, al no haber elementos para una acusación formal. Bajo la premisa del ahogamiento, eventualmente el cuerpo aparecería, o sería otro caso de gente perdida en el mar y cuyos cuerpos nunca aparecieron, como los del general Dante Galán, ocurrido en 1996, y el del locutor de noticias Bernardo Pratt, en 2001.