Ante su fallecimiento, los 100 años, el legado del expresidente estadounidense Jimmy Carter ha sido mundialmente resaltado, hasta por Donald Trump, nada más y nada menos. Pero en la plenitud de su vida Carter había pasado a la historia como consagrado humanista. Lo fue durante su presidencia (1977-1981), en la cual encontró soluciones pacíficas a conflictos internacionales en zonas neurálgicas del planeta e impulsó la democracia y los derechos humanos, lo que le mereció el Nobel de la Paz en 2002. Su identificación con esas nobles causas fue de tal naturaleza que al abandonar la Casa Blanca se dedicó a la mediación en diferendos mundiales. Será siempre bien recordado.