Conocido es el hecho de que aun en libros elaborados en grandes editoras, a veces se deslizan errores que obligan a consignar fe de erratas. Pero lo ideal es que una exhaustiva labor de corrección evite tales yerros, que son más perjudiciales y casi imperdonables en textos escolares que están llamados a garantizar una buena formación de los estudiantes en las escuelas públicas. Hay pruebas de textos con errores gramaticales y ortográficos, pero también conceptuales. Es cierto que hay críticas un tanto exageradas y hasta cuestionables que reflejan el resentimiento de casas editoras que no fueron beneficiadas. Pero los errores son el resultado de un descuido inadmisible.