A principios del siglo 17 el gobernador de la Española Antonio Osorio implementó, por orden de Felipe III, el traslado de las provincias de la zona occidental de la isla en el episodio que la historia recoge como “Las devastaciones”. La medida, vinculada a motivaciones económicas (contrabando) y religiosas, tuvo resistencia pero se cumplió. Nunca hubieran imaginado la Corona ni el gobernador que la despoblación de esas abundantes y fértiles tierras traería lo que trajo al paso del tiempo: el “Saint Domingue francais” y finalmente, a principios del siglo 19, el Estado haitiano. La isla quedó dividida en dos naciones y para colmo, el Estado dominicano no se configuró luchando contra España sino contra Haití. Una sola decisión humana trajo consecuencias que aún siguen.