Nuestra sabiduría popular no se caracteriza mayormente por bellos enunciados literarios, pero sí tiene la fuerza virtuosa de representar realidades, algunas de ellas frustratorias porque nos impiden avanzar; reflejan debilidades amargas. Una de ellas es la incapacidad de prever problemas y poder tomar medidas preventivas. Por eso se habla de que el dominicano pone candado después del robo. Se aplica a lo que se busca ahora para evitar que sigan ocurriendo casos de manejos fraudulentos y quiebras en las cooperativas, y el consecuente perjuicio a los ahorristas. Una propuesta de reforma legislativa pretende fortalecer controles. Bueno, el intento debe ser realista y no quedarse en retórica.