Además de festividades y celebraciones, a estas alturas del año se impone hacer un alto para meditar sobre el tiempo transcurrido y replantear metas y objetivos. El inicio del nuevo año ofrece un momento propicio con esa finalidad y el resultado puede resultar sumamente beneficioso de cara al futuro a corto y mediano plazo. Para esto no hay un método único o universal; cada uno lo puede hacer a su manera teniendo como parámetro sus peculiares preferencias y aspiraciones. Aunque se dice que soñar no cuesta nada, conviene que los enfoques sean viables y factibles. Y claro, contar con el empuje de la voluntad y la persistencia. ¡Bienvenido, 2025!
