Desde hace años la gente vaticinaba que el tránsito en la capital se tornaría insufrible e inmanejable por el congestionamiento vehicular con largos taponamientos. Predicciones atendibles y visionarias; pero a la luz de lo que se observa en las calles de la ciudad, prácticamente a cualquier hora y sin alivio ni siquiera los fines de semana, se quedaron cortas. Un factor que tiende a agravar el problema de forma acelerada es la masiva importación de vehículos de todo tipo, especialmente las motocicletas, que son conducidas sin ningún tipo de prudencia o control. Además de las dificultades para el desplazamiento, todo esto es una fuente de angustia, impotencia y estrés.